Las tendinopatías son una de las lesiones más frecuentes hoy en día, sobretodo en el ámbito deportivo, y entre ellas, la que ocurre de forma más habitual suele ser la del tendón de Aquiles.
El Aquiles es el tendón más largo y grueso del cuerpo y es el responsable de transmitir la fuerza de la contracción de los músculos de la pantorrilla al pie, esta fuerza se traduce en el movimiento de flexión plantar del mismo.
Su lesión ocurre -con mayor frecuencia- en corredores que aumentan la intensidad o la duración de sus carreras de manera repentina, aunque también es muy común entre aquellas personas de mediana edad que practican deportes que impliquen una arrancada rápida.
Cuando hay una afectación en el tendón, lo primero que notaremos será un dolor muy localizado, a veces acompañado de rigidez del mismo, especialmente durante la mañana, este dolor y rigidez generalmente mejorará con la actividad leve.
Por suerte no es una lesión que te impida dejar de correr o hacer ejercicio, pero si no la tratas a tiempo puede ir agravándose y, a la larga, puede ser muy molesta incluso en las actividades diarias más simples.
¿CUÁL ES SU CAUSA?
Esta lesión puede producirse por diversos motivos, pero la causa principal suele ser por someter a tensión repetitiva o intensa al tendón de Aquiles o aumentar la carga y/o volumen de actividad física de forma repentina o sin un previo calentamiento. También es importante saber que el tendón a nivel estructural se debilita con la edad, lo que puede hacerlo más propenso a lesionarse.
También es fundamental mencionar la importancia del calzado que se usa, tanto en el día a día como en la jornada laboral o en la práctica deportiva, ya que también suele ser una causa de lesión común.
Aun así, puede haber otras razones que causen este tipo de tendinitis, como traumatismos directos en el tendón, el abuso de saltos reiterados o la pronación excesiva del tobillo.
Sea cual sea la causa que provoque este dolor, es esencial tomar medidas para tratarla lo antes posible.
¿CUÁL ES EL MEJOR TRATAMIENTO?
Lo más importante para comenzar a tratar una lesión tendinosa es averiguar primero cuál es la causa que la ha provocado, por lo que se debe realizar un estudio de su aparición y, a partir de ahí, plantear una solución.
Una de los abordajes por excelencia para el tratamiento de una tendinopatía es la combinación de varias técnicas en fisioterapia.
Ondas de Choque
Nuestro método más efectivo en la recuperación de lesiones tendinosas son las famosas ondas de choque, una excelente manera de acelerar la recuperación de lesiones.
Esta terapia genera varios beneficios terapéuticos; provoca un efecto analgésico, un efecto antinflamatorio y un efecto neovascularizante, el cual promueve el reclutamiento de células madre y la liberación de factores de crecimiento locales para acelerar la reparación del tejido.
Combinar esta terapia con la aplicación del Láser de Alta Potencia nos ofrece un alto componente analgésico, antiinflamatorio y regenerativo para la recuperación de los tejidos.
Además, también será muy importante un Trabajo Funcional progresivo, con el que acortaremos los tiempos de recuperación del tendón, lo prepararemos para una futura carga para nuestro día a día o en nuestro entrenamiento y prevendremos así cualquier recaída.
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