Según la literatura científica, se conoce que el tan nombrado “codo de tenista” tiene una incidencia del 4 al 7% de la población, presentándose sobre todo entre los 30 y 50 años de edad, valores que siguen aumentando hoy en día debido al gran impacto que está teniendo la práctica de algunos deportes de raqueta ante una amplia parte de la población.
Son muchas las patologías que nos impiden realizar múltiples actividades cotidianas o deportivas debido al dolor que nos provocan, pero estas, al igual que la epicondilitis tienen solución y suelen evolucionar de forma muy positiva siguiendo un buen tratamiento en fisioterapia.
Vamos a ver cómo la podemos abordar, así que, empecemos por conocer las bases de esta patología
¿Qué es la epicondilitis?
La epicondilitis es una patología que afecta al compartimento externo del codo, es una lesión o inflamación de los tendones epicondíleos que provoca dolor e impotencia funcional.
Este proceso degenerativo causado en el epicóndilo lateral del codo suele deberse a un uso excesivo de la musculatura que se inserta en el mismo, es decir, tiene su origen en los microtraumatismos producidos en la inserción principalmente de los extensores de la muñeca.
Aunque esta afección se conoce por deportes como el tenis o el pádel, también se da en otros deportes, especialmente en aquellos donde se trabaja la velocidad y el lanzamiento de la extremidad superior, así como en numerosas profesiones tales como músicos, dentistas, trabajadores del hogar o transportistas entre muchos otros.
Es importante tener presente que no todo dolor de codo viene dado por una epicondilitis, sino que hay muchas otras patologías que nos pueden derivar en un dolor de codo.
Por ejemplo, una de las que nos encontramos muchas veces con diagnóstico de epicondilitis es el síndrome del túnel radial o comúnmente conocida como “codo de tenista resistente”
El Síndrome del túnel radial es un cuadro doloroso en el margen lateral del codo, de aquí la dificultad a diferenciarla de una epicondilitis y a la confusión en cuanto a su diagnóstico clínico, porque este síndrome puede estar enmascarado o incluso coexistir con la propia epicondilitis.
Pero no todo está perdido, como fisioterapeutas contamos con varias herramientas de valoración y exploración para discernir entre una u otra y, así, abordarla de forma específica para solucionarla de la mejor forma posible.
¿Qué se puede hacer?
En fisioterapia hay un amplio abanico de técnicas que podemos realizar para tratar la epicondilitis, pero algunas de las más eficaces son las invasivas, como la Punción seca o la Electrólisis Percutánea (EPTE), eso sí, siempre combinadas con otras de manuales como la Fibrolisis Diacutánea (ganchos), el masaje transverso profundo Cyriax o Tecarterapia Diatermia. También será primordial conocer la pauta de ejercicios adecuados para trabajar en casa.
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